Aprovecha la siesta de tu hijo para…

Una de las frases-consejo más escuchadas por las madres, sobre todo durante los primeros meses, es la de Aprovecha la siesta de tu hijo para…

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Echarte una siesta

Darte una ducha tranquila

Sentarse en el trono Roca (es decir, en el váter) sin estrés

Cocinar algo más elaborado

Comer sentada sin interrupciones

Leer un rato

Revisar los correos electrónicos

Contestar las llamadas perdidas

Recoger en casa

Trabajar un rato

Preparar esto o aquello

Y un largo etcétera

¿Pero cuánto se cree la gente que dura la siesta de los bebés o de los niños? No, señoras y señores, los niños solo duermen, no hibernan.

Ante tal lista de opciones para el momento siesta, los cinco primero minutos se invierten en valorar qué es prioritario. Y de eso, qué es prioridad urgente, algo que casi nunca implica hacer algo para una misma (a no ser que alguna lleve unos días sin ducharse…).

Para tener una maternidad feliz, de calidad y ofrecer lo mejor de nosotras mismas a nuestros hijos desde el nacimiento, es necesario que nos cuidemos y que nos cuiden.

Así que en lugar de dar tantos consejos, ofrezcamos una ayuda a esas madres cuyos hijos son normales y duermen siestas en lugar de caer en estado catatónico de tres días. Y esto lo dirijo sobre todo a parejas y familiares cercanos, aunque las amistades también pueden regalar eso que muchas madres valoramos más que nunca: un poco de tiempo para nosotras.

Cumpleaños, nacimientos, navidades y otras fechas simbólicas en las que no sabemos qué regalar, uno de los mejores presentes para una madre es tiempo para que haga lo que ella quiera, sea dormir, sea cuidarse, sea trabajar o sea cambiar los muebles de lugar.

¿Y cómo regalamos tiempo? Sencillísimo. Bien aliviando de tareas llevando tuppers (sobre todo las primeras semanas e incluso meses tras el parto), llevando la compra, ofreciéndose a encargos varios; bien quedándose con el bebé o el niño para que la madre pueda hacer lo que necesite o le plazca. En cuanto a quién conviva con la madre, se puede acordar un calendario de manera que disponga de tiempo para sí misma, por ejemplo, varias tardes por semana.

En casa compartimos una agenda de google para poder coordinarnos. Aunque por mi parte, agradezco sobre todo el tener un contrario que una mañana del fin de semana se lleva al heredero de paseo y me permite tomar duchas de más de 90 segundos y llenar el espejo de vaho 😉

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