Consultoría y Conciliación, un mito

Hoy me uno a uno de tantos movimientos que luchan por una conciliación real: Madres sí pero Guerreras también.
https://madressiguerrerastambien.wordpress.com/2016/08/29/quedadas-en-twitter-porque-conciliaresvivir-y-necesitamos-conciliaccion/

Os invito a seguir este movimiento y a colaborar durante la semana del 5 de septiembre.

Antes de dedicarme a las terapias naturales, a la maternidad y la primera infancia, tuve otra vida. Una vida de catorce años dedicados a la consultoría de gestión de ERPs (concretamente SAP, para quienes seáis conocedores de la materia).

Y digo dedicados porque quien está en el mundo de la consultoría no puede contestar de manera concreta cuando se le pregunta el horario que hace. Por lo general de lunes a viernes de 8 o 9 a… ¿19? ¿20? ¿21? Casi siempre con grandes pérdidas de tiempo, reunionitis, abuso del correo electrónico y pulsos por ver quien calienta la silla más tiempo. Eso cuando no hay guardias nocturnas o de fin de semana o cuando no hay arranques de sistema. Por no hablar de los viajes. Cuando se es joven está muy bien viajar pero cuando ya llevas unos años es agotador. Pueden ser viajes puntuales o regulares, pero siempre se viaja en el primer avión o tren de la mañana y se vuelve en uno de los últimos. Y el fantástico teléfono de empresa. «Qué bien, tienes teléfono de empresa, así no tienes que usar el tuyo»… No, de bien nada, ese teléfono implica disponibilidad practicamente absoluta.

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Cierto, quien entra en este sector sabe que es duro, que son proyectos exigentes, que hay que sacar el trabajo y que si está tan bien remunerado no es porque sí. Y a todo esto añadimos que es un mundo muy masculino.

Sí, masculino. No sé cómo estará el ratio en 2016 pero puedo decir que las mujeres siempre hemos sido una minoría reducida (ea, además de minoría, reducida): en algún proyecto he sido la única mujer rodeada de una veintena de hombres, en otros a lo mejor había alguna más. Podría hablar en este ambiente de micromachismos, daría para más de un artículo. Qué digo, daría para un blog entero. Pero no, lo que hoy nos ocupa es la conciliación.

Podría hablar en este ambiente de micromachismos, daría para más de un artículo. Qué digo, daría para un blog entero. Pero no, lo que hoy nos ocupa es la conciliación.

Cuando empecé a levantar la cabeza de mi ordenador y a fijarme en la vida de las pocas mujeres en consultoría, observé tres grandes grupos (luego siempre hay quien se sale de la generalidad):

  1. Sin hijos. Sin importar si solteras, «arrejuntadas» o casadas, lo que importa es que no tienen hijos. Eso significa que no tienen personitas que les empujen realmente a salir antes del trabajo. Muchas veces se dejan arrastrar por la corriente masculina y por el deseo de tener una carrera laboral, llegar a manager (gerente, vaya) o incluso a socia. Con el paso de los años se quedan en este grupo o, si tienen hijos, pasan a formar parte de uno de los dos siguientes, a no ser que dejen la consultoría… qué os voy a contar, aquí estoy yo.
  2. Con hijos y deseo de carrera profesional. Generalmente ya están en altos puestos, de gerente para arriba. Estos puestos no permiten relajarse, hay que poder realizar las mismas tareas que los hombres y eso implica seguir con el ritmo que he explicado al principio del artículo. Sueldos altos y horarios imposibles llevan a tener interinas que se encargan de los niños, o pareja con horarios más «decentes», o abuelos Canguro en mayúsculas.
  3. Con hijos y deseando conciliar. Se podrían denominar también ilusas. Alguna sigue intentando cambiar el sistema pero la mayoría desisten. ¿Qué implica estar en este grupo? Salir a su hora aunque llevar el portátil o, gran pecado consultoril, solicitar la jornada reducida. Eso significa decir adiós a ascensos, bonus, proyectos interesantes. Aunque no impide que se tengan que llevar el ordenador y estar disponibles en el móvil.

¿Y no hay hombres con hijos? Por supuesto que los hay pero no necesitan salir corriendo para recogerlos, llevarlos al médico o ir a tutorías. Eso lo dejan en manos de sus parejas. No generalizo, hay casos aislados de padres conscientes, pero la mayoría son lo que yo denomino padres maceta: plantas una foto suya en una maceta y es a quien los hijos dan las buenas noches.
Quienes sacrifican sus carreras profesionales son las mujeres. Es una realidad.

Por lo general los hombres en consultoría siguen haciendo la misma vida que antes de ser padres. Y tampoco voy a echarles la culpa, están en la rueda de la que es difícil salir.
Mucho tienen que cambiar las cosas en ese sector en el que las mujeres nos masculinizamos para encajar y poder ascender. Mucho tienen que cambiar las cosas desde arriba porque desde abajo, si no entras en el círculo, como en los realities, te mandan fuera.

la mayoría son lo que yo denomino padres maceta: plantas una foto suya en una maceta y es a quien los hijos dan las buenas noches.

Por eso desde aquí pido a las mujeres que están en ese sector que luchen por sus derechos a conciliar. Es posible, en muchos casos, teletrabajar. También se tienen que racionalizar los horarios, poner sentido común a tanta reunionitis, que las reuniones no sean cafés tertulia, que se usen más las videoconferencias en lugar de tanto viaje (casi todos innecesarios), que los correos electrónicos no sean chats. Se ahorrarían muchas horas, el trabajo sería más eficiente y todos podrían salir antes de la oficina.

También pido a las parejas o familiares de quienes trabajan en consultoría (y cualquier sector masculinizado) que reclamen su presencia, que les inviten a luchar por estar más con la familia, que les hagan poner sentido común a sus horarios y demandas.

Si sentís que es necesario cambiar las cosas, apoyad esta causa.
#ConciliarEsVivir  #ConciliAcción

conciliacion

1 comentario en “Consultoría y Conciliación, un mito”

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