Maternidad empoderada

En una publicación de facebook, en relación a libros sobre lactancia materna, leo el siguiente comentario “Le debo a Carlos González la primera lactancia, y sin ella no hubiese llegado la segunda!”.

Me alegra que su lactancia fuera buena. Lo que no me alegra es la manera de expresarlo, mostrándose totalmente desempoderada en su lactancia. ¿Una deuda hacia alguien que ha escrito un libro? ¿Ese libro salvó su lactancia? ¿Sin eso no hubiera podido amamantar por segunda vez?

¿Quién estuvo durante meses con su hijo al pecho cada vez que lo demandaba? ¿Quién estuvo luchando por amamantar a sus hijos? ¿Quién luchó por poder seguir amamantando? No fue Carlos (cuyas lecturas me acompañaron las noches del primer mes como madre) ni ningún otro autor, pediatra, matrona, asesora de lactancia… No niego que la información y el apoyo recibidos pueden haber sido gran ayuda, pero la lactancia es de madre e hijo, de nadie más.

El comentario de esta mujer no es extraordinario. En el lenguaje de las madres (y de las mujeres en general) se muestra que desconocemos el potencial que tenemos cada una de nosotras. En manos de otros están nuestros embarazos, nuestras lactancias, nuestras maternidades y la crianza de nuestros hijos.

Es hora de cambiar esta manera de pensar, de hablar y de actuar.
Es hora de tomar las riendas de nuestras vidas.
Es hora de ser conscientes de nuestras capacidades y de hacerlas nuestras.
Es hora de que cada una de nosotras, seamos madres o no, queramos serlo o no, nos empoderemos. También eso es responsabilidad nuestra. Nadie nos debe ni puede empoderar.

Cada cual que haga lo que considere. Por mi parte no voy a permitir (ni a mi misma) que se me quiten méritos, que se me desposea de lo que consigo por mi misma. El no permitirlo ha hecho posible que nuestra lactancia materna ya haya cumplido veinte meses.lactancia

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