Son de sobra conocidos los probióticos, y cada vez más utilizados: desde los cólicos de lactante hasta para reequilibrar la flora tras tratamientos con medicamentos, pasando por patologías gástricas e intestinales, o depuraciones del organimos.
Sin ir mas lejos, debido a una amigdalitis bacteriana, tuve que medicarme durante cinco días con antibióticos. Entre todos los complementos que mostré para acompañar el tratamiento y la recuperación del organismo, estaban estos simbióticos.
Simbióticos ¿eso qué es?
Es muy posible que mucha gente que toma probióticos, lo haga por prescripción, sin saber realmente lo que son.
Los probióticos son microorganismos vivos beneficiosos para el equilibrio microbiano intestinal, llegando a inutilizar toxinas y patógenos producidos por bacterias.
Los simbióticos son combinaciones de prebióticos y probióticos. ¿Prebióticos? Sí, si los probióticos son los microorganismos “amigos”, los prebióticos son sustancias, que se hallan incluso en la fibra de los alimentos, y que favorecen el desarrollo de las bacterias beneficiosas para el intestino.
Resumiendo: los probióticos son los soldados, y los prebióticos son sus superalimentos 😊
Por ello siempre recomiendo, a partir de los tres años, cuando el sistema digestivo ya tiene un funcionamiento maduro, el uso de simbióticos.
Aprovecho para comentar que, tanto probióticos como simbióticos, se pueden tomar en polvo o en forma líquida, aunque esta última, mi favorita, es un poco mas complicada de encontrar.
¿Y cuándo es recomendable el uso de simbióticos?
Gran pregunta que me hacen con frecuencia. Ahora está de moda recomendar probióticos/simbióticos para todo, sin embargo ya existen probióticos naturales a través de la alimentación, así que los que se compran ya preformados es mejor dejarlos para ocasiones específicas.
- Patologías intestinales: casi siempre tras padecerlas, como sucede con la candidiasis, la gastroenteritis, cualquier diarrea o una intoxicación alimentaria.
- Infecciones vaginales y cistitis. Sí, porque también existe la flora vaginal y también necesita unos cuidados, sobre todo cuando está afectada.
- Tratamiento vía medicación agresiva. Y cuando digo agresiva, puede ser algo tan frecuente como antibióticos, ya que estos acostumbran a destruir parte de la flora bacteriana y a afectar a las mucosas intestinales.
Quienes se traten con medicación no antibiótica, específica a una patología, deben consultar siempre al profesional. - Sistema inmune débil. Al contrario que algunos profesionales, yo sí considero que el sistema inmune puede estar mas o menos fuerte, sin llevar a sufrir patologías asociadas (aunque toda patología está en relación con el sistema inmune). Por ello, si se acostumbra a tener lo que comunmente se denomina defensas bajas, es recomendable hacer una cura intestinal una vez al año, con dieta saludable y tomando simbióticos durante 20 días.
Quienes sufran enfermendades relacionadas con el sistema inmune, como las autoinmunes, deben consultar siempre al profesional con el que se tratan. - Dieta de desintoxicación: sea solo a nivel hepático, sea de todo el organismo, es preciso que la función intestinal acompañe a esta desintoxicación. De poco nos sirve limpiar el organismo y dejar los intestinos en mal estado: a recordar que el intestino grueso es nuestro segundo cerebro…
Si queréis conocer más e, incluso, trataros con simbióticos (entre otros tratamientos), me tenéis en consulta presencial http://puerinatura.com/servicios , y online http://puerinatura.com/consulta-online