¿Aceites esenciales en la infancia? Precaución.

Para no dejar con la intriga: la respuesta es que sí, se pueden usar casi desde el nacimiento. Y digo casi porque soy partidaria de evitar alteradores externos de los sentidos durante las tres primeras semanas. Bastante impactante es venir a este mundo, como para añadir un aceite esencial que distorsiona su percepción de tacto y olfato sobre todo.

No voy a hablar de aceites esenciales concretos, hoy no. En este post solo voy a dar unas pautas para su uso.

– Los aceites esenciales se pueden usar en masaje o reflexología. Para aplicarlos sobre la piel siempre se van a mezclar con un aceite vehicular. Con aceite vehicular se entiende cualquier aceite vegetal como el de oliva, el de caléndula o el de almendras dulces. Eso sí, siempre de alta calidad, ni que decir que mejor si es de primera presión en frío.

– Es muy práctico el uso de dispensadores pequeños para realizar las mezclas de aceites y usarlos.

– Siempre que se aplique un producto nuevo sobre la piel, se va a probar primero en la cara interna de la muñeca, una zona altamente reactiva. Si se produce rojez nos indica que no es apropiado para el bebé/niño.
Para eliminar la rojez rápidamente, es muy eficaz el uso de gel de aloe vera directo de la planta.

– También pueden usarse en vaporización. Para ello vamos a usar vaporizador/difusor de aromas, no humidificador. ¿Cuántas gotas? Se tienen que seguir las indicaciones propias de cada aparato.
Si usamos el difusor por la noche, lo encendemos media hora antes de ir a dormir y lo apagamos, bien antes de acostarnos, bien media hora después de haber acostado al niño. No vamos a dejarlo encendido toda la noche.

– A falta de vaporizador, podemos aprovechar, en invierno, el radiador encendido, sobre el que ponemos un paño húmedo con tres gotas de aceite esencial. Al ir a dormir o salir de casa, debemos retirar el paño del radiador.
¡¡Y solo lo haremos con el radiador!! Sobre estufas, calefactores, etc, no vamos a poner nada.

– Los aceites esenciales se usan también en baños. Para ello tienen que mezclarse primero con leche en una cuchara sopera, para luego añadir la mezcla al baño. Más adelante os indico la posología.

– En compresas y cataplasmas nunca se aplican directamente sobre la piel. Primero se realiza la mezcla, sea con infusión, sea con arcilla, o con el producto que se tercie.
También se pueden añadir aceites esenciales a cremas caseras.

– No usamos aceites de aromas (los que venden en muchas tiendas de decoración, regalos, etc). Para asegurarnos de comprar calidad, es mejor acudir a herbolarios y ecotiendas.
Además, siempre que sea posible, los compraremos de producción ecológica y aptos para uso alimentario. Aunque no se ingieran, hay que tener en cuenta que se absorben por vía tópica y entran en el organismo.

– En ninguna de las formas de aplicación vamos a añadir dos aceites esenciales distintos a la mezcla. Si se desean usar dos aceites distintos, que sea en distintas vías (por ejemplo en masaje uno y en vaporización otro) o bien alternándolos.

– Es preciso asegurarse que el aceite esencial que vamos a usar se puede aplicar a bebés o niños. Para ello no basta con consultar internet, por favor, consultad a profesionales de la materia.
Un ejemplo de aceite esencial con el que hay que tener cuidado es el de Eucalipto, tal como expliqué al hablar del Eucalyptus radiata.

¿Y cuál es la posología? En el siguiente cuadro os dejo las indicaciones.

Y no me despido sin una advertencia. Los aceites esenciales no son inócuos. Al contrario, su ingesta, y más en bebés y niños, es peligrosa debido a la alta concentración de principios activos que contienen. Por ello, por favor, los aceites esenciales deben guardarse como otros medicamentos o, incluso, como la lejía: bien lejos del alcance de los pequeños de la casa.

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