Mitos y leyendas de la preparación del pezón para la lactancia durante el embarazo.

Mitos y leyendas nacen del desconocimiento y del misterio. Algo natural que se ha vuelto misterioso y de lo que muy poco se sabe, sobre todo en sociedades occidentalizadas, es la lactancia materna.

Este desconocimiento provoca la aparición de cientos de consejos que, la mayoría de las veces, no tienen fundamento y mucho menos los resultados buscados.

 

Estando embarazada, fueron varias las personas, tanto sanitarios como de otros ámbitos, que me preguntaron si pensaba dar el pecho. Ante la respuesta afirmativa casi siempre escuchaba «¿y te estás preparando?». ¿Perdón? ¿Tengo que hacer un máster? ¿Tengo que opositar para madre amamantadora? ¿Es necesaria una licencia de apertura de negocio lácteo?

Empiezas a informarte… en internet. Y llegas a los foros de madres donde, ante la pregunta sobre cómo prepararse para la lactancia, casi siempre se habla de la preparación de los pezones.

Y digo yo que si, a pesar del empeño que hemos puesto durante siglos para extinguirnos, la especie humana ha llegado hasta hoy sin que las mujeres prepararan los pezones, será que no es tan necesario…

De entre todo lo que se puede leer, me gustaría desterrar los mitos más recurrentes.

Masajear con cremas

No importa si son cremas específicas de farmacia o si son cremas más naturales, como la de caléndula. En ningún caso estas cremas van a favor de la lactancia. Al contrario, masajear con cremas puede reblandecer la piel y, por tanto, debilitar la zona favoreciendo la aparición de grietas al iniciar la lactancia.

Por otro lado, los masajes estimulan la oxitocina. Esto puede llegar a desencadenar el proceso de parto en las últimas semanas de gestación (no quiere decir que sea el método para provocar el parto…).

La mejor manera de evitar las grietas es empezar la lactancia con buen agarre y posición correcta.

Pellizcar los pezones

Así es, existe este consejo y no en páginas que intentan emular 50 sombras de Grey.

Se trata de un consejo muy a la vieja usanza pero que no sirve absolutamente para nada. Bueno sí, para sufrir sin necesidad a no ser que se sea seguidor en la práctica de las páginas antes comentadas.

Hacer callo…

Cepillar con cepillo de dientes, frotar con guante de crin… y si les parece con piedra pómez o con lija de carpintero.

En teoría es para hacer callo: que los pezones lleguen reforzados y así evitar las grietas.

En la práctica solo se provoca dolor, eliminar la grasa natural de la piel e incluso la aparición de irritaciones que, de permanecer tras el parto, pueden interferir con el buen inicio de la lactancia.

Ir sin sujetador

¡Alegría! Eso si se tiene un pecho pequeño pero si en unos meses se han aumentado dos tallas, el ir sin sujetador puede ser más bien incómodo.

Y realmente no es ni bueno ni malo para la lactancia.

Exploración y revisión previa de los pezones

Hay quien considera positivo el saber cómo son los pezones a fin de tomar medidas preventivas.

¿De verdad puede servir de algo poner la tirita antes de tener la herida? Sin haber puesto nunca al bebé al pecho, no podemos adivinar si el agarre va a ser bueno o no. Y en caso de no serlo, será el momento de asesorarse con una profesional.

«Tus pezones no son los más adecuados para la lactancia» o «Te va a costar que se enganche con esos pezones». Lejos de ayudar, esto lleva a la pérdida de confianza, tan necesaria para una buena lactancia.

Técnicas de preparación de pezones invertidos o planos

Este tipo de pezones no representan un obstáculo en la lactancia. No obstante existen muchos ejercicios que se recomiendan antes del parto. Y existen otros tantos estudios que rebaten estas técnicas.

Un ejemplo nos lo exponen desde Alba Lactancia: un estudio realizado hace 20 años demostrando que los famosos ejercicios de Hofman no incrementan el porcentaje de lactancia exitosa entre mujeres con pezones invertidos o planos.

Lo único que puede sentir la mujer es que sus pechos no sirven para amamantar, volviendo a la problemática de la confianza.

 

Y entonces ¿la futura mamá no puede hacer nada? Al contrario, puede hacer mucho: informarse de fuentes expertas, acudir a grupos de apoyo a la lactancia, ver mujeres amamantando y, sobre todo, confiar en su cuerpo, en su capacidad, y disfrutar de esta etapa tan maravillosa.

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