Esta semana he respuesto dos aceites esenciales básicos en mi botiquín de aromaterapia. Dos aceites que nunca faltan y que se complementan por su propiedades: uno activa, al tiempo que centra la mente y el otro la relaja.
¿Qué aceites nos regalan propiedades tan beneficiosas?
Aceite esencial de Romero.
Son muchas las propiedades terapéuticas del aceite esencial de romero. Por vía aérea, por ejemplo, es un fantástico mucolítico y expectorante.
Sin embargo, en mi mesa de trabajo busco sus beneficios como tónico cerebral: estimula y refuerza la memoria. También despeja la mente, aclara las ideas y ayuda a concentrarse cuando la mente está dispersa.
Además, en vaporización, contribuye a la desinfección ambiental.
Y digo que, de momento, lo uso en mi mesa de trabajo, porque mi hijo con tres años todavía no tiene que realizar labores mentales que lo requieran.
Sin embargo, quien quiera usar aceite esencial de romero con niños, debe asegurarse de que no sea romero alcanfor o romero verbenona. Se puede usar, por ejemplo, romero cineol.
A partir de los tres años se puede aplicar con un difusor, y a partir de los siete por vía tópica (mezclado con un aceite vehicular como el de almendras dulces o el de caléndula).
Atención, este esencial está contraindicado durante el embarazo, y si se padece hipertensión o epilepsia.
Aceite esencial de Mandarina.
Su principal molécula es el limoneno, con gran acción ansiolítica: un gran calmante del sistema nervioso.
Relajante y sedante, tanto en adultos como en niños. Sí, en niños (no antes de los tres meses) muy activos se usa para que bajen revoluciones, lo mismo que en adultos con estrés. Ni que decir que favorece el sueño relajante y combate el insomnio. Por supuesto, para este fin, se usa por vía aérea, en difusor o en quemador de aceites, vaporizando la habitación quince minutos antes de ir a dormir y apagándolo al tiempo que apagamos las luces.
Se dice que aporta optimismo, amabilidad y alegría. Basta con olerlo para creerlo.
Quita los malos humos ¡Y nos conecta con el presente!
Tiene muchas otras propiedades terapéuticas, aunque no son las que considero en este post. Eso sí, todas las propiedades son iguales independientemente de si se trata de aceite esencial de mandarina verde, amarilla o roja. El color solo marca el grado de madurez y una diferencia aromática.
Como todos los aceites cítricos, no se aplica directamente sobre la piel. Se diluye con un aceite vegetal, como el de almendras dulces o el de caléndula. Además los aceites esenciales cítricos son fototóxicos, por lo que no deben usarse sobre la piel antes de exponerse al sol.
En cuanto al uso de aceites esenciales en la infancia, os remito a este post anterior.
Por último, aclarar que todo aceite esencial está contraindicado en mujeres que amamanten en exclusiva, durante los tres primeros meses de lactancia. No existe apenas literatura al respecto ni estudios, pero justamente por eso mas vale prevenir que lamentar.